Bahamontes observa la escultura de Javier Molina Gil en su estudio en Valencia, fotografía de David Blázquez.

El monumento a Federico Martín Bahamontes se enmarca dentro del Premio de Escultura “Julio Pascual”, que la Fundación Soliss convoca para dignificar y honrar la figura de ilustres toledanos que hasta la fecha no contaban con el debido reconocimiento de la ciudad. De este modo se consigue saldar estas deudas y embellecer, más si cabe, una ciudad Patrimonio de la Humanidad en la que Soliss fue fundada en 1933.

En la primera edición la escultura rindió homenaje al comunero castellano Juan de Padilla, histórico líder de la revuelta de las Comunidades de Castilla en 1521. La obra fue ejecutada por Julio Martín de Vidales. En la segunda edición se convocó un certamen para homenajear a Bahamontes, actuando como jurado la Real academia de Bellas artes y Ciencias Históricas de Toledo, el Grupo Tolmo, la Real Fundación de Toledo, la Escuela de Artes de Toledo, el Ayuntamiento de Toledo y la propia Fundación Soliss. Concurrieron unos 15 trabajos, varios de ellos de muy alta calidad.

La escultura ganadora de esta segunda edición es obra del autor Javier Molina Gil, que logró el mayor número de apoyos del jurado por amplia mayoría. La obra se ha colocado en la cuesta de las Armas, muy cerca del paseo del Miradero, un lugar elegido por el propio ciclista.

Según el escultor, la estatua intenta captar a “ese ciclista escalador que era Fede en un momento de máximo esfuerzo”. En homenaje al apodo de Bahamontes, “el Águila de Toledo”, el águila bicéfala (a la par escudo de la ciudad) aparece troquelada en la rampa de la escultura, proyectando esa silueta sobre el suelo cuando le da el sol.

La obra final se modeló inicialmente en barro, en el estudio del escultor en Valencia, y luego fue fundida en bronce mediante el proceso tradicional de la “cera perdida”. La obra representa al ciclista a tamaño casi real. Bahamontes medía casi 1,77 centímetros en 1959 pero en la escultura es algo más grande, alrededor de 1,90 centímetros. La bicicleta es una reproducción de aquella con la que ganó el Tour, “al máximo detalle”, comenta el propio ciclista. Bahamontes cree que la obra le representa pues en su opinión, se ha sabido resumir «a la perfección su manera de escalar».

El hecho de estar ubicada en un lugar en cuesta da mayor sentido y dinamismo a la escultura. Se puede decir que con la instalación de esta escultura Toledo cuenta con un monumento más.

Bahamontes observa la escultura de Javier Molina Gil en su estudio en Valencia, fotografía de David Blázquez.